miércoles, 28 de enero de 2015

Crónica: "Desde un cubículo en el hospital"

Crónica: "Desde un cubículo en el hospital"


Puesto que siempre suelo decirles los lugares en los que me encuentro a la hora de escribir (no tengo preferencia por ningún sitio u hora en particular en realidad), la inspiración suele “venir” a mi sin importar el lugar y aunque aun no me ha tomado cruzando una calle, creo que me pararía en medio de dicha calle a escribir (estoy exagerando) además últimamente con el poco tiempo libre que me dejan mis quehaceres diarios yo solo me he visto en la obligación de aprovechar cualquier oportunidad para hacerlo.

Esta crónica, la escribo quizá del sitio “contradictoriamente” para mi, puesto que como saben estudio medicina, menos agradable para estar y ese sitio es nada mas y nada menos que el cubículo o habitación o como quieran llamarle de un hospital.

Si, un hospital se vuelve un sitio poco agradable para mi cuando un familiar o incluso yo son los que deben acudir al mismo en busca de atención médica, de resto es un poco lógico que podría vivir allí (trabajando) sin ningún inconveniente, saben lo que quiero decir.

Centrándonos en la razón por la cual los cito aquí a leer esto, es que si bien es cierto que cuando estudias medicina, estas en uno de los últimos años y el contacto con los pacientes o la estadía en el hospital se intensifica o eres médico ya, la vida y la muerte se vuelven una linea tan fina, tan delgada, que algunas veces no sabes quien esta ganando la “pelea” o donde esta el limite entre una y otra.

Solo cuando la muerte es una realidad tangible para ti o para alguien cercano a ti, solo en ese momento, en ese instante todo a tu alrededor se detiene, todo parece ir mas lento y solo en ese momento eres consciente de que has pedido mucho tiempo de tu vida en cosas sin sentido, en cosas que te han robado vida, energía, pero sobre todo tiempo para compartir con el ser querido y que el final puede estar tan cercano que recuperar dicho tiempo quizás sea un deseo jamás cumplido.
Pensando en lo que he hecho con mi vida hasta hoy, y en como he utilizado el tiempo; me plantee la siguiente pregunta:

¿Y si me muero y me quedo con cosas por decir?

Debo confesar que me causo cuanto menos pánico el responder a esta pregunta.

Y si una mañana cualquiera yo saliera de mi casa, y por estar un poco mas “ocupada” de lo que generalmente estoy o por tener la cabeza en otro lado no me despidiera de mis padres, de mi hermano o de mi perro incluso y si esa fuese la ultima vez que tendría la oportunidad de verlos, abrazarlos o decirles cuanto los quiero?

Con este texto se estoy en el riesgo inminente de caer un poco en lo “dramático” pero es que acaso ¿este tema no lo es? No quiero cambiar al mundo o tal vez si con esto pero creo que es mas que necesario que en un momento cualquiera, de un día cualquier, en cualquier sitio y a cualquier hora nos planteemos que hemos estado haciendo con nuestras vidas y con nuestro tiempo y que si eso en lo que lo hemos estado invirtiendo todo nuestro ser realmente vale la pena.

Debería existir una ley en la que quede rotundamente prohibido salir de tu casa sin abrazar o sin decir te quiero a tus seres queridos.
Me niego de hoy en adelante (siempre he sido participe de esto) y desde que tengo memoria lo he hecho pero solo para que quede registrado por aquí, dejar que una discusión “estúpida” me lleve a la cama enojada con alguien que quiero; arruinando también mi apreciado sueño, que un desacuerdo o la diferencia de ideas me haga no querer hablarle a alguien cercano, que un mal entendido dañe en un segundo la relación (de cualquier tipo) que tengo con cualquier persona, que el “corre corre” del día a día, que el “voy tarde”, el “no tengo tiempo” , el “me quede dormida” me hagan salir de mi casa corriendo sin despedirme, porque yo simplemente no se, ni nadie puede asegurarme que habrá una próxima vez, que pasa si ese día era la ultima oportunidad que se me estaba dando para hacer todo esto que les digo.
Estoy supremamente segura y de pocas cosas estoy segura en mi vida, que el ver partir a alguien que quieres sin haberle dicho todo lo que querías decirle puede hacer que mueras un “poco” (o mucho) tu también.

Creo que al final del día tenemos que plantearnos cual de las dos cosas es mas importante ¿El problema o la persona? Porque siempre me ha parecido cuanto menos ilógico e improductivo además de desgastante intentar odiar a quien quieres.

Después de mucho tiempo creo haber entendido que lo único que deseo en mi vida cuando el “final del ocaso” este próximo para mi, es haber dicho y hecho todo lo que mi corazón me pidió hacer.
El verte en este cubículo siendo atendido (nada de “gravedad” aclaro) por ese Dr me hace pensar y preguntarme si te he dicho suficiente que te amo padre.

Abro comillas y cito:
"Tenemos la mala costumbre de querer a medias, de no mostrar lo que sentimos a los que están cerca, tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que amamos solo cuando lo perdemos es cuando añoramos. Tenemos la mala costumbre de perder el tiempo, buscando tantas metas falsas, tantos falsos sueños. Tenemos la mala costumbre de no apreciar lo que de verdad importa. Hoy te daría los besos que por rutina a veces no te di, hoy te daría palabras de amor y las caricias que perdí"
Federico Moccia.

Pd: “Al ver a mi padre llevar con agradecimiento y dignidad sus años, sus dolencias, pienso cuánto tengo por aprender.”

Pd2: La foto aquí adjunta es de mi vista desde el hospital el día de hoy. Esta vista me hace sentir como que soy solo un ser entre un colectivo enorme de seres, es decir; algo así como un individuo.
 
Mis Pag:

Mi Blog -> http://t.co/Pt1IVdqVy9

Tumblr -> http://marlynsjvc.tumblr.com/


No hay comentarios:

Publicar un comentario